TESTIMONIOS
SORAYA Y JARA
Jara la Pastora Alemana. Su cambio con La voz de tu perro
Esta es una historia de cambio, una historia de quitar un montón de creencias sobre lo que hay que hacer para «educar» a tu perro, aquí está la historia de Jara con La voz de tu perro, y cómo cambió la vida de este trio tan maravilloso de personas y perro.
Esto es lo que nos enviaron una vez que terminaron su Reto de 60 días individual .
¿Quién es Jara?
Jara llegó a nuestras vidas con casi 2 meses. Era una cahorrita gordita que se había quedado sóla con su madre (y más perros de la manada), por lo que tenía toda la leche para ella. Realmente era una bolita de pelo de 5 kg.
La vimos a través de fotos y el día que la conocí y la miré a los ojos, supe que haría todo lo posible por darle una buena vida. El viaje a casa fue muy bueno, se pasó todo el rato roncando y cuando llegó se interesó por conocer todo ese mundo nuevo que la rodeaba.
Desde el principio intentamos socializarla con todo y a pesar de que costó mucho ponerle todas las vacunas (estuvo mala y con antibióticos los primeros meses) no le asustaba nada.
Conoció perros de todos los tamaños, razas y edades, jugó con todo el que se dejaba, se llevó algún revolcón y también muchos mimos. No le asustaban las sirenas ni los coches.
En su primer verano descubrió lo que era un río y la playa y sobretodo lo divertido que era jugar allí con otros perros, corría, saltaba, etc. Era feliz. Lo estábamos haciendo ¿muy bien?.
Cómo lo hicimos al principio con Jara
Pero no es oro todo lo que reluce.
- Jara iba creciendo y su carácter cambiando.
- Empezaba a “defendernos” de los que se acercaran (con ladridos, nunca atacó) pero ya no era igual con los perros.
- Se tiraba hacia ellos o en nada que estuviera jugando se “subía” y acabábamos separándola y hasta pidiendo perdón.
- Sacarla de paseo se estaba convirtiendo en un “¿qué va a pasar hoy?”
- Había días muy buenos y de repente otra vez lo mismo.
Los conocidos nos decían lo que debíamos hacer:
- “no dejes que se suba a la cama”
- “ ni de coña en el sofá”
- “ que no entre o salga antes que tú de los sitios”
- Correa corta
- Tirones
- Shhhh
- ¡NO!
- Toques cada vez que mordía algo
- etc...
En definitiva: Que debíamos ser el líder de la manada y dejárselo claro a Jara las veces que hiciera falta.
Ese era nuestro día a día, pero aquello no mejoraba.
El cambio de «chip mental»
Un día, por casualidad, vi en internet un post que decía ¿Qué es la indefensión aprendida en perros? De una web llamada La Voz de tu perro.
Me paré a leerlo y se me saltaron las lágrimas al reconocer a Jara, al reconocernos ahí.
Sin querer, la estábamos llevando a un estado de indefensión.
En casa había llegado al extremo de tumbarse y casi no “incordiar” con los juguetes ( había días que sí y otros que no, pero cada vez eran menos los que sí ).
Comencé a leer más sobre el tema, ver los vídeos que gratuitamente Carolina, Jose y Zar subían a la red, veía las sesiones de socialización con anhelo y quería que Jara fuera también un perro feliz como aquellos.
No es que se convirtiera en una máquina de matar cada vez que veía un perro nuevo, pero tampoco era un «trocito de pan».
Yo me la llevaba de paseo por el campo, por la playa, suelta, con la intención de darle libertad pero en cuanto oía un gruñido, he de reconocer, que intervenía.
Un día vi que no diciéndole nada tampoco ocurría nada, así que fui dejándola un poco más a su «bola».
Pero con Javi no pasaba tanto, él la controlaba más, se ponía más en tensión con estas cosas y Jara respondía peor.
La situación llegó al punto de que no soportaba a los cachorros menores de 6 meses, se lanzaba hacia ellos. Estaba criando fama de perra complicada. Era desesperante.
Tomamos la decisión por fin
Ahí ya decidimos que había que hacer algo. Jara estaba haciéndose adulta y éramos (y somos) responsables de ella para lo bueno y lo malo y teníamos que ayudarla. Yo seguía leyendo esa web y esa página en Facebook de letras rosas que hablaba de un perro llamado Zar.
Se lo enseñé a Javi y tras una llamada con Jose para resolver dudas, mientras íbamos en el coche a pasar unos días fuera, nos tiramos a la piscina para realizar el Reto de 60 días en el que nos iban a enseñar a convivir con nuestra perra, a sentar las bases que harían de nuestra vida, algo mucho más relajado.
Muchos nervios y emoción el primer día.
Nos parecieron cosas demasiado sencillas lo que nos decían pero desde ese momento pudimos ver que Jara respondía bien, iba más relajada, actuaba mejor y nosotros íbamos con una sonrisa en la cara.
- No la estresábamos en casa,
- La dejábamos que jugara ella sóla, a su ritmo,
- Le permitimos que se subiera al sofá y a la cama ( y ahora tengo que luchar por el colchón),
- Compartimos con ella momentos de relax,
- Dejamos de cabrearnos por tonterías y le fuimos soltando la soga invisible con la teníamos amarrada sin darnos cuenta.
- Y Jara nos fue demostrando lo que era, lo que es, una maravilla de perra.
Los cambios inmediatos
Lo mejor fue cuando volvió a jugar con cachorros, de todas las edades.
El primero con el que jugó fue un cachorro de 2,5 meses, 1 semana después de empezar el programa!!!!! Ahora decide si quiere jugar con ellos o ignorarlos. Hay de todo, antes no había oportunidad de elegir. Y eso nos hace más felices porque podemos dejarla jugando con más perros sin miedo a que ataque.
La he llevado a un parque de perros cercano, conoció a un montón de ellos, jugó con todos los que quiso e hizo amigos. Un día, que volví a llevarla, apareció una pareja con su perrita de 1 año, rescatada de la perrera hacía una semana. Todos fueron (unos 10 perros) hacia la perra, Jara incluida. La olió y se fue, le dejó su espacio sin decirle nada.
Media hora más tarde la perrita ya jugaba , con cautela, con el resto de la manada. Y en un momento que uno de los perros, también joven, se estaba poniendo muy pesado, Jara intervino, se cruzó entre este perro y la adoptada, corrió a su lado dándole toquecitos en el lomo, estuvo pendiente todo el rato de que la dejara en paz.
Por supuesto nadie se dio cuenta, sólo yo y me salió una sonrisa estúpida al ver lo que Jara había sido capaz de hacer por si misma.
Era orgullo a la décima potencia.
Nuestro nuevo día a día con Jara
Hay días que son muy divertidos, como cuando voló sobre nosotras una cigüeña , que Jara se llevó un gran susto y se pasó más de media hora ladrándole ( porque ese enorme pájaro se había parado en un terreno cercano y no la dejaba perseguirlo ).
O cuando descubrió lo que mola meterse en una fuente llena de agua cuando hace tanto calor o cuando una bolsa de plástico viene a toda velocidad hacia ti o, sobretodo, cuando descubrió una estatua de un perro y no dejaba de ladrarle porque no entendía si era un perro por qué no olía ni le respondía. Nos íbamos y volvía a ladrarle, así durante 20-30 minutos.
Antes, no le hubiéramos permitido hacer todo esto, nos íbamos, la llamábamos, en fin, éramos unos carceleros.
Hay gente que me ha llegado a decir que se me ve más relajada con ella y es verdad. Otros que muy bien por lo que estábamos haciendo porque se veía que la perra mejoraba, que ya no era lo de antes.
Jara mejoró, pero Javi también.
Va más seguro, más tranquilo, confía más en ella y se nota tanto que Jara se derrite cada vez que le ve.
Antes apenas se levantaba a saludarle cuando llegaba a casa, ahora sale corriendo a pedir su ración de mimos, se sube en el sofá a su lado, etc.
Y lo mejor de todo y más alucinante, sin premios, castigos, órdenes ni entrenamientos…
Gracias Carolina, Jose y sobretodo a ti Zar, porque si ellos no te hubieran conocido seguramente no nos estarían cambiando la vida a tantos. Gracias a los 3 de todo corazón.