TESTIMONIOS
ANA Y LUNA
La historia de Luna con La voz de tu perro.
Te presentamos La historia de Luna con La voz de tu perro, con nosotros. Luna, mestiza de presa con con ansiedad por separación y reactividad. Así fue el cambio y de donde venía todo el problema.
Pero realmente es la historia de Ana, que tuvo que hacer un esfuerzo tremendo para, no sólo encauzar y entender porqué Luna se comportaba cómo lo hacía, sino superar sus miedos.
Hacer ver a sus padres, que había que cambiar ciertas cosas. Estamos realmente orgullosoS de ella, porque vista la evolución, no te creerías que son la misma chica, la misma perra y la misma familia.
Aquí te dejamos lo que nos escribió cuando terminó el programa con nosotros.
Luna llegó a mi vida
En el mes de julio del año 2014 fui como voluntaria residente a la protectora donde conocí a la que hoy es nuestra perra (Luna). Cuando llegué no tenía intención de tener perro, simplemente fui para acompañar a una amiga que estaba allí sola y apenas iban voluntarios por ser verano.
Recuerdo que cuando llegué a la puerta un montón de perros enormes vinieron a saludarme y una perra negra salió de la casa para ver quién era la nueva que acababa de llegar, era Luna.
Luna y yo nos hicimos muy amigas desde el primer momento, conectamos muchísimo, empecé a preocuparme por ella, tenía muchos problemas de estrés, ansiedad y ningún tipo de “modales”.
Se hacía pis y caca encima de las camas y se subía a cuatro patas a la mesa cuando estábamos comiendo. Se escapaba si la dejábamos sola por cualquier sitio por muy pequeño que fuese o imposible para nuestro entendimiento etc….
El pasado que descubrí de Luna
¿Pero cómo no iba a ser así la pobre? Había vivido los dos años de vida que tenía entonces encerrada en una terraza con bozal 24h, sin comer, sin beber, sin contacto con nadie, sin salir, sin vacunar, sin chip, etc…
Yo le bajé mucho ese estrés y esa ansiedad, pero ella necesitaba una casa, así que en septiembre de ese mismo año la adoptamos y nos la trajimos a vivir con nosotros.
Luna tenía muchos problemas de socialización con personas y con algunos perros, además también tenía problemas de ansiedad por separación.
Recuerdo el horror que era al principio dejarla sola en casa o que me fuese yo y dejarla con mis padres y mi hermana. En el primer caso le teníamos que tirar una chuche y salir corriendo o se salía de la casa y en el segundo sujetarla con la correa puesta u ocurría lo mismo.
La perra les ladraba a mis padres y a mi hermana en casa, estaba muy asustada y por ello se ponía así, pero a ellos les daba también miedo, así que llamamos a un adiestrador que nos ofrecía entonces la protectora.
Todo fue a peor
Este adiestrador era clásico, ya sabéis todos a que me refiero con esto, una persona de la vieja escuela que cree en los líderes, los sumisos, la dominancias etc…
Este señor del que no voy a decir su nombre trataba a los perros mejor que la gente que sigue su corriente de pensamiento, pero en la mayoría de las cosas que decía estaba bastante equivocado.
Después de seis meses yendo a la protectora con Luna a las sesiones terminamos las clases con él y la perra no mejoró, sino que se quedó tal y como estaba, o incluso peor.
Pasaron los meses y Luna en el verano de su primer año con nosotros estaba muy estresada en el parque, por todos los perros y gente que había, ladraba de los nervios sin parar.
El desencadenante de mis miedos
En noviembre de ese año una noche cuando nos íbamos a ir a casa se escapó del parque porque le dieron miedo unos perros.
Lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer: ya nos íbamos a ir a casa y la solté un momento para que se bañase en una fuente que le gustaba mucho y de pronto escuché a una mujer gritando. Las típicas personas histéricas que tienen perros, los gritos me dieron «mala espina», pero no la cogí.
Tres perros muy grandes bajaron a la fuente, miré como uno se bañaba y me di cuenta de que Luna no estaba a mi lado, estaba al otro lado, contra una pared con dos perros acorralándola. De pronto empezó a correr a toda pastilla, yo chille desesperada porque se iba del parque, los perros no dejaron de seguirla hasta la salida y corrí como una loca por la calle.
Gracias a la gente que había en la calle supe a donde se había ido, a las vías del tren. Después de una hora y pico esperando y desesperada, apareció por las vías, iba muy cansada con la boca completamente abierta de estrés.
Intenté hacer vida normal y volver a soltarla, pero le daban miedo los perros y volvió a intentar escaparse, así que un día la até y no volví a soltarla.
Llamamos a otra adiestradora que nos ofrecía la protectora, se habían dado cuenta de que el adiestramiento clásico no era bueno y ahora tenían a otra chica que trataba bien a los perros, pero esta chica era una principiante y metió la pata en muchas cosas, así que dejamos de llamarla.
Descubriendo La voz de tu perro
Pasado el verano una amiga me dijo que en el club del Shiba Inu al que pertenece, una chica que sabía bastante de educación canina recomendaba La voz de tu perro.
Lo primero que hice fue mirar los vídeos de su canal de Youtube, mirar su página de Fb y leerme el libro que se puede descargar gratuitamente desde la página y me gustó bastante. Me sentí identificada con muchas de las cosas que relata Carolina en el libro, sobre todo con la parte en la que dice que ellos también llevaron a Zar a un adiestrador clásico.
Me guardé el teléfono y a los pocos días llamé, contestó Jose a la llamada y estuvimos hablando casi una hora, de esa llamada me convenció mucho el trato que me dio, su amabilidad y lo bien que me explicó las cosas.
Hablé con mi familia y decidimos hacer el Reto Individual de 60 días con Luna.
Al principio nos sorprendió que las sesiones fuese online porque normalmente no es así, pero nada más empezar comprendimos que no era necesario que fuesen presenciales, porque en lo que se centran Carolina y Jose es en el trabajo con la familia humana del perro, no con el perro, en que el cambio está en ti, que no entiendes a tu perro por ser especies distintas y que por eso reacciona de ciertas maneras.
En el grupo de seguimiento y soporte estábamos en contacto todos los días y les íbamos diciendo las mejoras de Luna y nos ayudaban a solucionar las situaciones en las que no sabíamos cómo actuar.
Empezaron los cambios en Luna…
- Cambiamos muchas cosas en la vida de Luna como por ejemplo el lugar donde dormía, antes lo hacía con la puerta cerrada en mi habitación y eso era malísimo para la perra. Desde el primer día comenzó a dormir por la casa donde le apetecía con todas las puertas abiertas.
- Según iban pasando los días Luna iba cambiando cada vez más y más, empezó a correr menos por la casa, cosa que antes hacía todos los días varias veces, hasta el punto de que llegó un momento que se tiraba días sin correr.
- También empezó a estar tranquila por las tardes durmiendo, cosa que antes no era así se ponía pesadísima y no paraba. Dejó de coger cosas y romperlas cuando no estábamos en casa, y estaba más o menos tranquila cuando nos íbamos unas horas y regresábamos.
- Por la calle empezó a ser una perra distinta a partir de los primeros días, ya no ladraba a la gente tanto cuando salíamos y les permitía acercarse para pasar por su lado e incluso de frente sin decir nada, alguna vez volvía a ladrar, pero nada que ver con antes, y según iban pasando los iba cada vez mejor.
- Con los perros empezó a poder ponerse cada vez más cerca y dejar en muchos casos de ladrarles de manera compulsiva, sobre todo a los muy grandes que son los que más miedo le dan. Llegó un día que nos podíamos poner a una distancia de un metro de algunos perros grandes sin que le dijese nada y poder estar tranquilas.
Y los cambios en nosotros...
- Nosotros empezamos a relajarnos y a ir más tranquilos por la calle con ella y eso fue lo que hizo que ella fuese cambiando poco a poco, y la clave para esto son los paseos en silencio con tu perro, cosa que antes desconocíamos y por eso estaba tan alterada. No dejábamos de llamarla sin parar y de regañarle todo el rato.
- En casa también le dimos su espacio sin agobiarla y bajó un poco el estrés que tenía acumulado.
- La prueba de fuego llegó un día que la llevamos a uno de las sesiones de socialización, sus ya famosísimos paseos de Carolina y Jose para soltarla y que estuviese con otros perros.
- Yo iba más asustada que mi hermana que me acompañó en el paseo, pero gracias a ellos me sentí apoyada y tranquila.
- Y me atreví a hacerlo, porque estuvieron todo la sesión muy pendientes de que yo fuese tranquila, relajada, y me calmase, y me di cuenta de que Luna estaba tranquila y disfrutando y yo al final me relajé.
Destaco este momento, porque esto era el mayor reto para mí, me daba muchísimo miedo, más que cualquier otra cosa y sirvió para que yo me atreviese a hacerlo en el parque de aquí de casa. Llevaba más de un año sin soltar a Luna
Qué aprendí de trabajar con La voz de tu perro
- La clave de todo está en ti, en que empieces a entender a tu perro.
- Darle prioridad frente a los extraños, que no le des importancia a si ladra o no, es un perro, los perros ladran para absolutamente todo y cuando le regañas por ladrar lo que estás consiguiendo no es que pare de hacerlo, sino todo lo contrario, estás creando una frustración en él muy grande.
- La próxima vez no va a ladrar, va rugir como un león o va entrar en estado de indefensión aprendida, porque él se está intentando expresar y tú, el ser al que más admira y al que ve como referencia no lo estás comprendiendo. Le estás regañando por comunicar sus emociones, ¿te imaginas que te hicieran eso a ti?.
- No existen los líderes de la manada, los sumisos, los dominantes, ni nada de lo que el adiestramiento clásico nos ha hecho creer, ese es el camino fácil y el camino para los que no tienen paciencia y no quieren aprender nada acerca de los perros.
Conclusiones
Somos especies distintas y es complicado entendernos , por eso a veces cuando no sabemos qué hacer, porque es tu primer perro, porque este perro concretamente no sabes cómo comunicarte con él a pesar de haber tenido más perros, o por el motivo que sea, es recomendable llamar a un profesional para que te ayude.
Por eso hicimos nosotros este Reto de 60 días que recomiendo a cualquier persona.
Este Reto no se parece en nada a la idea que tenemos y en parte por culpa de la tv de los perros.
Con este Reto se aprende a convivir con un perro de una manera respetuosa, atendiendo sus necesidades y entendiéndolo de verdad. Se llega a la felicidad con tu perro y se crea un vínculo muy fuerte con él.
Aún nos queda mucho trabajo por delante, las cosas no se cambian en dos día ni mágicamente, pero lo más gordo está logrado, lo único que nos queda es paciencia y esperar a que las cosas poco a poco lleguen a la normalidad y pueda estar tranquila en cualquier parte. Y todo esto es gracias al trabajo de Carolina y Jose.
Agradecimientos
Jose antes de empezar el proceso de cambio me dijiste que al final del mismo os dijese que erais Carolina y tú, porque no sois ni adiestradores, ni conductistas, ni educadores, ni etólogos, etc…, y ahora ya se lo que sois:
Sois unas personas especiales que ayudan a la gente a entender a los perros de verdad y se dedican a concienciar de que la forma que nos han enseñado toda la vida para tratar a los perros es errónea y no está bien, que hay alternativas mejores para la convivencia y trato con ellos, con las que todos estamos más tranquilos y contentos.
Gracias Carolina, Jose y por enseñarnos cosas que desconocíamos a cerca de los perros, por ayudarnos a entender a Luna, por explicarnos las cosas 80 veces si era necesario.
Y sobre todo gracias por hacernos ver lo equivocados que estábamos al pensar que el cambio tenía que hacerlo Luna y no nosotros.
Por eso Jose me insististe tanto al principio en que no lo llamase terapia, porque sonaba a enfermedad y Luna no estaba enferma, sino que lo llamase proceso de cambio, cosa que yo entonces no entendía, pero ahora lo entiendo perfectamente.
Y Zar, gracias por haberles enseñado a tus compañeros de vida lo que necesita un perro, porque ahora pueden ayudar a personas que como nosotros antes, no sabíamos entenderos.
ANA HIZO EL RETO DE 60 DÍAS INDIVIDUAL