Enzo, el pequeño Schnauzer que sólo decía una cosa: ¡Dejad de limitarme!, de someterme a tanta ¡presión!
¿Quien es Enzo?
Enzo llegó a mi vida un puente de Todos los Santos allá por 2013.
No era mi mejor momento. Me acababan de despedir del trabajo después de 18 años en la empresa y me habían detectado hacía unas semanas un cáncer de piel que me obligaba a pasar por el quirófano.
Estaba muy desanimada y a F. (mi marido) no se le ocurrió nada mejor que regalarme un cachorro por sorpresa.
Abrí la puerta y allí estaba.
Una bola de pelo sentada en el suelo mirándome fijamente.
Mi primera reacción fue de alegría pero si tengo que ser sincera, la verdad es que también me sentí agobiada, como digo.
No estaba al 100% y ese cachorro de dos meses y medio me estresaba sobremanera.
Quería “educarle” bien y me lo tomé muy en serio.
Tuvimos suerte porque Enzo nunca destrozó nada de la casa y a los cuatro meses ya hacía todo en la calle.
Leí muchas cosas sobre perros, vi muchos programas de televisión y mi obsesión era que se sociabilizara. Ese fue mi primer error.
Ahora sé que lo sobre-expuse demasiado, salíamos mucho tiempo al parque donde había muchos perros (de todos los tamaños y condiciones).
Los humanos parados en grupo, hablando, tirando pelotas a los perros y con mucha excitación en el ambiente.
A los seis meses Enzo empezó a enfrentarse con algunos perros, siempre mucho más grandes que él y en un par de ocasiones mordió a F. porque metió la mano en medio.
Nos empezamos a gastar dinero
Me obsesioné con contratar un adiestrador para que pudiera ir tranquila con él y ahí vino nuestro primer fiasco.
Metimos en casa a un estafador del adiestramiento en “positivo” que nos sacó mucho dinero.
Lo único que consiguió es que Enzo engordara 2 kilos a base de salchichas y que si te veía con algo en la mano hiciera todo el repertorio completo sin decirle nada: sienta, pata, tumba, voltereta,….
En la calle el problema seguía igual. Ahora además de enfrentarse a los perros, de vez en cuando, ladraba a las personas que pasaban por su lado.
Todavía más dinero
Nos deshicimos del adiestrador a las dos semanas y un vecino le recomendó a F. otro que trabajaba con perros de la policía. Éste no era tan “positivo”.
Correa de 1.20 m, collar de pinchos, tirones y órdenes a diestro y siniestro.
El punto y final a este personaje fue cuando le puso un collar eléctrico en una de las clases y vi la mirada de mi perro, como diciéndome ¿por qué me haces esto?
En ese momento le dije al adiestrador que lo dejábamos ahí y que no volviera.
A esto, la única que se «chupaba» las clases con los adiestradores y hacía todo lo que decían era yo, A F. no le importaba demasiado todo esto, él creía erróneamente que con darle una casa, comida y quererle estaba todo hecho.
Había perdido la fé en que hubiera solución.
(sigue más o menos igual) y quería que el perro cambiara por arte de magia. Me sentía sola y frustrada.
Enzo no iba mejor.
En casa le teníamos vetado y cerrábamos el salón y la entrada cuando se quedaba solo por si ladraba.
Cuando llegábamos estaba excitadísimo y no le hacíamos caso hasta que se calmaba, tal y como habíamos aprendido y nos habían «enseñado» estos «profesionales» anteriores.
En la calle nos cruzábamos de acera si veía que venía otro perro de frente y nunca iba suelto. Creo que sin darme cuenta nos estábamos aislando y el miedo a que le pasara algo se me iba metiendo dentro como un veneno.
Conocí La voz de tu perro
Un día me topé con la página de La Voz de tu Perro y empecé a seguirlos y a ver sus vídeos. Por fin veía algo con sentido común y sentimientos.
No me decidía a contactar con ellos
Después del dinero gastado y las experiencias negativas, pero sobre todo porque convencer a F. iba a ser imposible, tenía muchas dudas en si gastar la última «bala».
La gota que colmó el vaso
El caso es que como siempre, la vida al final te empuja y la gota que colmó el vaso fue un domingo por la tarde en mi solitario paseo con Enzo cuando de la nada apareció un husky enorme, solo y corriendo hacia nosotros.
Me dio tal ataque de pánico que Enzo debió de pensar que me tenía que defender y se puso a gruñir de inmediato, el husky se le subía encima y allí no aparecía nadie por ningún sitio.
Empecé a tirar de la correa como una loca para sacar a Enzo de allí y no duraría más de tres o cuatro minutos cuando llegaron los dueños, el caso es que cuando tomé conciencia de la situación mi perro estaba medio desmayado a mis pies.
¡¡¡Casi le ahogo de los tirones de la correa!!!!
Le abracé y me puse a llorar sin importarme que hubiera gente delante, todavía se me pone un nudo en la garganta cuando me acuerdo.
Enzo se recuperó enseguida y volví con él todo el camino llorando a moco tendido.
El programa de 45 días de La voz de tu perro
No dormí en toda la noche y a la mañana siguiente escribí un correo a Carolina.
Me contestó súper rápido y hablamos por teléfono. Convencí a F. de realizar el programa de 45 días y empecé con Enzo esta aventura.
Le abrimos toda la casa y está de lujo, empecé a practicar con él el “silencio” (hasta entonces no era consciente de la «chapa» que le daba en cada paseo:
-sssschhh,
-quieto,
-eso no,
-por aquí,
-vamos…,
Y dejamos todo esto, para pasar al contacto, a tenerle en cuenta, tantas cosas de sentido común que no te explicas que con eso sólo cambie tanto tu relación con tu peque y su comportamiento.
Estoy feliz y agradecida.
Al vivir en Madrid, he podido ir a sus sesiones de socibilizaicón, que ellos llaman «paseos grupales» y son lo más.
Ahora veo a Enzo relacionarse y comunicarse con perros de todas las razas y tamaños de forma increíble.
Me siento tan orgullosa de él que sólo siento no corresponderle a veces, por dejar que me atrape el miedo y no permitirle hacer algunas cosas, pero ese es mi trabajo personal a partir de ahora y poco a poco lo conseguiré.
GRACIAS Jose, Carolina y Zar, por cambiar y mejorar la vida de Enzo y sobre todo por cambiar y mejorar la mía.
Un abrazo enorme a los tres!!!
Marian realizó el programa de 45 días, sin premios, sin castigos, sin entrenamientos, sin órdenes.
Ahora forma parte también de nuestra comunidad privada, esto es lo que hizo: